lunes, 31 de enero de 2011

Un dios triste y envidioso nos castigó...





Cuenta la historia bíblica que Dios ordenó a Jonás advertir a los habitantes del pueblo de Nínive sobre su ira y la destrucción que esta traería a su localidad. Jonás dudoso, aburrido y con rabia trató de huir de la petición divina, tomó un barco y se aventuró a Tarsis. Dios, que es omnipresente, para impedir y castigar su huida, creó una terrible tempestad e hizo que un pez gigante se tragara a Jonás, quien no tuvo más opción que ceder ante esta emboscada y pedirle humildemente a Dios que le permitiera salir de la barriga del inhóspito anfitrión en el que se encontraba. 

La persecución divina no ha parado desde entonces al parecer... el dios que regula el mundo actual, este de la economía egoista y la política mediocre y mentirosa, tiene como objetivo principal aconductar a los mansos humanos para que no huyan de sus deberes morales cristianos, para que perpetuen esa actitud respetuosa frente al más grande y el mas poderoso, el seguimiento de las leyes divinas/terrenales y sean inmaculado ejemplo de lo es que es ser imagen y semejanza de este todopoderoso, que consigue lo quiere con tempestades, amenazas, castigo y dolor.

1 comentario:

  1. A la gente le gusta sufrir, le gusta el castigo. Me imagino yo que es por esa vaina de que tienen que pagar su condena acá, para que cuando se mueran, tengan un banquito bueno asegurado en el más allá. Pero es en serio, a la gente le encanta el sufrimiento, mirá nomás el montón de clientes que tienen Bancolombia y Comcel. La gente es feliz quejándose, la gente es feliz cuando la explotan, cuando la tratan mal, la gente siente un extraño placer cuando los otros se dan cuenta de su sufrimiento. Ya tenemos tan adentro eso. Sacrificio, dolor, y esas vainas. Ah, me cansé, mejor me voy a comer una chocolatinita.

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